Monday, August 28, 2006

Hassstalavista

AHORA QUE PLUTÓN se nos ha quedado pequeño, una nueva alineación de planetas se ha producido en la constelación Brooklyn. Padre 1, Padre 2 y Primo 1 duermen plácidamente y sueñan con el bosque de rascacielos que se divisaban desde el Rockefeller Center.

El salón es mío. Aire acondicionado en Low, perro en Low. Me pongo una Bud y escribo mis memorias mientras un par de chinos me narran el USA-Eslovenia de baloncesto en pirateado. Ahhhh, Internet, cómo gusto de chupar la negra teta de tus encantos. Mañana, por cierto, me he prometido levantarme para ver el España-Lituania, 12h30 en España, 6.30 am aquí, las 19.30 en Japón.

El futuro, y el balón, en el aire. Sobre el pasado, ¿cómo empezar a hablar de la semana en la que cuatro españoles colonizaron esta casa por completo…?

Resulta que es cierto. Nunca conoces a las personas. Al igual que nunca sabes la opinión real de una persona sobre otra. Probablemente crees que tú me caes bien. Pues no. Tal vez pienses que a veces soy injusto contigo, algo duro. Es mi forma de quererte. Mariconadas aparte, de lo que yo quería hablar ahora es de lo bien que sintonizaban Wendy y Jeremy cuando yo llegué aquí. Todo eran risas y cuchufletas. ¿Serán las risas la antesala de la puñalada? La verdad, yo pensaba que la risa de Wendy era de lo más falsa y estudiada. Pero ahí lo dejé, no me gusta hacer un juicio rápido sobre las personas, suele ser un mal juicio. Fast food, fast thinking. Wendy’s. Burguer King.

Los comentarios sobre Wendy comenzaron a multiplicarse con las cervezas la noche que mi primo conoció a Jeremy. Por eso de la camaradería, supongo. Por eso de darle la bienvenida a un extraño haciendo mofa común de una persona ausente. Unas risas malvadas que tampoco hacen daño a nadie. Bullshit tipo “Wendy le pone los tricks a Mister Big en su entrepierna”. Etc.

Segundo Cuarto. Eslovenia 30 USA 35.

A veces creo que Jeremy ve cumplido su papel como actor “leyéndose” en mi blog. Realmente, soy yo el que le relato sus propias aventuras traduciéndole como puedo lo que digo de él en cada post. Y está encantado con su rol de protagonista. El otro día le comenté que alguien, una persona que además ni conozco, no está demasiado de acuerdo con eso de que él se vaya a Cleveland. Carcajada. Me mira, sonríe, y además me adelanta que va a hacer lo posible por irse antes. Su historia es más o menos la de un actor con muchas aptitudes encerrado en una ciudad que, según él, te maltrata. Es muy divertido verle borracho como una cuba, con un banjo en sus brazos, interpretando esta escena: “New York kicks you. New York punchs you. New York batters you”. Actúa e interpreta al mismo tiempo su propio papel, el del actor cansado de ser actor sin ni siquiera serlo. Trabaja en una factoría haciendo la masa de los donuts que luego la gente engulle en los Dunkin. Antes trabajaba día sí día no y más o menos podía permitirse vivir en este piso de mala muerte. Su jefe (asshole) cada vez le llama menos para trabajar. Es decir, día no trabajado, día que no cobras. Su tiempo aquí se ha acabado. Como alguien me dijo una vez, se le había parado el destino. Y Joy lo ha reactivado. Tal vez en forma de bomba de relojería, pero el destino arranca con torpeza y va cogiendo velocidad de vértigo. De hecho, Jeremy, dos cervezas más, lo ha decidido: “me voy antes. Mi jefe no me llama para trabajar. Aquí no pinto nada. Me largo”.

Esa mañana me despierta dando golpes a mi puerta y sabe la mala hostia que me gasto cuando me despierto así. Algo pasa. Mi primo, irónicamente, es el primero en enterarse de la noticia. Jeremy se va antes de lo acordado. Se nos iba ya el 29 de agosto, el mismo día que primo Dani, el mismo día que mis padres. Tres vuelos diferentes partían de tres aeropuertos diferentes arrancando de mi lado a las personas que más he querido últimamente. ¡Y que querré! Aquella mañana Jeremy decide que se va esa misma mañana. En una hora.

Jeremy me lega su ajedrez y la custodia de un perro. Además, una lista de libros que he de mandarle con el favor del Servicio Postal de los Estados Unidos de América. Se va, vaya que se va. Aún tengo una legaña que no me deja abrir el ojo izquierdo al decirle adiós, ya él dentro del taxi.

Jeremy no piensa pagarle septiembre a Wendy. Ni la mitad, que es el acuerdo al que había llegado consigo mismo. Wendy llega el martes y se encontrará una casa poblada de españoles, con un perro de españolas costumbres. Y la dificultad de encontrar compañero de piso que le pague el alquiler de Jeremy. Según él, ella se lo ha buscado. Es una amargada (bitter), además de una manipuladora. Se ha enterado recientemente de que ella paga 500 dólares al verdadero casero. Él y yo 600. Y por ahí no pasa, porque no ha sido honesta con él. Ser honesto en esta casa empieza a no estilarse demasiado. Y sin honestidad, no se paga. Ésa es la nueva filosofía de Jeremy. Bueno. Ahora lo que toca es asumir la pérdida de la persona en sí, un tipo bastante peculiar, un personaje de la no-ficción, un amigo al final y al cabo.

Por fin, el abrazo ha sido del tipo B, sentido, cercano, de machote. Y me repite sobrio lo que me dijo el día anterior bebido: “Vendrás a mi boda, ¿no?” Por supuesto. Los dos sabemos que jamás nos volveremos a ver pero nos encantamos en nuestros papeles. A veces, supongo, la vida es sentirte a gusto con el papel que te han dado en este pobre reparto.

La vida se vuelve, de nuevo, paralela. Hace un mes éramos los dos quiénes despedíamos a Wendy con insincera emoción, el perro en nuestras manos aullando a la luna (seguro que él también fingía). Ahora primo Dani y yo, el perro en mis manos, decimos adiós al actor en paro que ha puesto en marcha su destino, haciendo arte de su propia vida.

Nos miramos y no nos lo creemos. Que se ha largao, tío. Unos spaguettis olvidados en un tupper es el último vestigio de Jeremy en la casa. Cuarenta días de Jeremy. No han sido muchos.

La vida continúa. Y Dani hereda su habitación. Mister Big, un perro que pasó su primer año de vida con unos drogatas en algún estado remoto de los EEUU, depende ahora para vivir de un chaval que le da codazos en la cama pa ganarse la posición, una mujer que le llama Mister, un señor que no bebe nada y se duerme a las doce y un chico sin maleta. Nos quiere.

Esa noche nos vamos a pensar sobre los vericuetos de la vida a Central Park. Nos acompaña la Metropolitan Opera for free. La Traviatta, que viene a ser mala mujer o algo del estilo.

El conocido soniquete del comienzo de la Traviata pone la banda sonora de tus mejores pensamientos. Tumbados, mirando al cielo estrellado de Manhattan, cada uno de nosotros revive sus sueños. Mi padre, conocido amante de la ópera de Verdi, le da forma a sus quimeras con una pregunta retórica: “¿Estarán aún en el tupper los spaguettis de Jeremy?” Traviatto...

En todo caso, lo de la magia es relativo. Manhattan, como es lógico, no aloja muchas estrellas en su cielo. Un pinsapo nos tapa la vista del escenario, además de obstaculizar la acústica de los barítonos. Sibaritas, nosotros. Y luego La traviata no la entienden ni los italianos. Paolo, recién amigo venido de Torino, nos dice que del Verdi original queda poco en este sucedáneo neoyorquino. Además, lo de los tíos en el escenario tratando de joderse sus gargantas es sólo un pretexto para hacer un pic-nic en Central Park. La gente se lo monta de lujo. Vino, viandas varias y velitas para hablar de cómo ha ido la semana por la Gran Manzana. Giusseppe, los americanos andan un poco verdis en cuanto a gusto operístico…

Por la noche, para rematar, cena en Ciao, restaurante italiano en Bleecker St, con Paolo y Javier, el fantasma de la ópera (capítulo aparte).

4 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Eh tio, tio. Que soy el Rodro. Te he hecho un comentario en el "What´s up doc?" o algo así, ya sabes que mi ingles sis uichi, uichi. Como no tengo ni puta idea de como funciona un blog (ignorante tecnológico) pues lo he hecho al final de la pagina,leelo si quieres, te enviare fotos de la boda de Ku, te echamos de menos. (Oye, la wendy esa, que cabrona, vive de gorra y encima gana dinero, tocomocho club, salinas!!!!). España-Lituania 9:30a.m hora española, madrugon iturriaga. Oye que muy bueno tu blog, escribes de puta madre, tu eres bueno. espero que vaya todo bien, sigue contandonos tu vida, mola. Un abrazo.

12:16 PM  
Blogger Unknown said...

Sí tío! Muy tokomotxo! Pero mañana tenemos capítulo nuevo en esta casa, el Tocomocheador Tocomocheado!!! Mal rollito de otoño se avecina con mi vecina...

Hablando de tocomocho y de iturriaga, yo lo veo pirateao por internet, pp stream! me lo narran dos nipones, utirrito y bartheyama.

3:47 España 19 Lituania 11

Wichis wichis, por cierto.

Calcillas quién hostias eres??? Lo de la ópera ha sido muy grosero, pero muy gracioso!!! Mi primo dani aún anda riéndose. Las fotos mías, sí! Joder calcillas, rubén? Uff. Fido? Un abrazo, though!!!

España 23 Lituania 11

Los japos no elevan un ápice el tono pero se ríen, deben de ver normal que les metamos 1 de diferencia a estas alturas...

12:56 AM  
Anonymous Anonymous said...

Vaya... se ha ido Jeremy. En fín.
Saludos de la amiga de Peter.

4:36 AM  
Blogger Unknown said...

Jajajaja muy graciosa tu frase plagiadora de mí pero has de saber que esa frase es un completo plagio de algo que dice Gunther en Friends.

Y firma, por supuesto, David Jiménez de la Peña, del que aún no tengo constancia que lea esto.

11:29 AM  

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