Friday, August 11, 2006

Iran-Contra

Esta tarde, sin nada mejor que hacer en todo Manhattan, me he puesto a jugar al ajedrez por Internet. Digamos que un aguacero, un perro inútil y un bolsillo agujereado me han impedido disfrutar de la City. Así que por casi cero dólares, que no es mucho, le he dado culto al intelecto.

Los americanos, a excepción de los descendientes de Bobby Fischer, yo creo que no juegan a esto. Se saben al dedillo las reglas del Béisbol y del Football pero no saben mover un peón en diagonal. Así que casi todo el mundo en el chat era europeo o asiático. Mi primer contrincante ha sido Teherani19, toda una incógnita para mí saber de dónde era el tipo en cuestión. Pero por si no estaba claro, antes de empezar con su defensa Caro-Kahn, me ha retado de otra forma:

“Go Iran?”
“¿Cómo?”
“Sí, sí, no te hagas el suizo. Que si Go Iran?” (traducción libre)

Silbando, le he respondido que Irán ha hecho un poco el ridículo en el Mundial, lo mismo que España, así que “no Go Iran” y “no Go España”. Vale? Enga, juguemos al ajedrez, como hacían los moros y cristianos cuando Mahoma era un chaval.

“Go USA?”

Hostias que va en serio. ¿Podrá detectar mi IP americana? ¿Podrá mandarme uranio enriquecido por e-mail? ¿Qué contesto? “No. No Go USA ni go Iran”.

El caso es que ahí se me ha parao el iraní. Con dos huevos de caviar.
“Que digas Go Iran”.
“Que no”.
“Que lo digas”.
“Que no digo na”. De hecho, si lo traduces al español se queda en un “Ir Irán…” algo escéptico. Bueno, pues tras mi negativa me ha cambiado el formato del minichat y me ha dedicado unos caracteres árabes, lo mismo que cuando Filemón persigue a Mortadelo y jura en arameo. Fin de la historia.

El asunto me ha dejado algo impactado. El perro, yankee él, ha comenzado a ladrar, y a mí todo esto me ha recordado un poco a lo de los Juegos de Guerra. Me he imaginado a Deep Blue convirtiéndose en Deep Impact y he tenido una mini pesadilla en estado de vigilia. Afuera, continuaba cayendo un chaparrón. Lluvia y buscar porno en Internet no me ha parecido lo suyo, así que me he cambiado de sala de ajedrez y he seguido jugando.

Entonces es cuando ha irrumpido en mi tablero Sweetdollar. Mecánicamente, hemos comenzado a jugar al ajedrez. Sin decir nada. Sin presentaciones. Sin mirarnos a la cara. d2d4. f7f5. b1c3. Era excitante. Una partida. Y otra. Y otra más. Y siempre ganaba el que llevaba negras. Como un asalto a la lógica de la inteligencia de ambos. No ha habido gambitos ni jaques pastor. Ajedrez puro, como lo jugaba el que lo inventó.

Enrocados entre mil partidas, hemos perdido la noción del tiempo. Hasta que hemos mirado alrededor. Todo el mundo se había largado. Los chinos, los indios y los rusos. Y el de Teherán. No había nadie despierto en todo Internet. Y solo quedaba un tablero de 64 casillas, ocupadas por 16 fichas blancas y 16 negras. Era tan tarde que dudé si jugaríamos la última partida. Estaban a punto de abrir de nuevo Internet y me daba vergüenza que nos pillaran aún jugando. Completamente indeciso, he elegido negras, para no tener que decidir si comenzar la partida o no. Así, por última vez, he tomado mi asiento. El de las blancas aún estaba libre. Sweetdollar seguía callada, sin salir de la habitación pero sin sentarse en la mesa. Mi pulso, para ser una partida de ajedrez no empezada, latía con mucha fuerza. Por fin, con intrigante lentitud, se ha sentado en el tablero. De nuevo estábamos los dos frente a frente. Solos. Ni un alma o virus en millones y millones de gigas alrededor. Sólo faltaba que comenzara la partida. Y una vez comenzada, daba la sensación de que tendríamos que jugar al ajedrez durante toda la eternidad. Por eso, creo que Sweetdollar lo ha pensado mejor. Quizá quería tomar conjuntamente una decisión tan importante. Así que ha levantado la vista para mirarme. Éramos dos esfinges, casi cegándonos de pensamiento. Y en un susurro, besando las palabras letra por letra, me ha dicho:

Sweetdollar says:

“Go Iran???”

La tormenta ha parado, Mister Big. Vamos a dar un paseo que me estás volviendo gilipollas.

1 Comments:

Blogger Unknown said...

No me trates de usted, hombre, no tienes por qué tenerme tanto respeto aun cuando te vapulo al mus fin de semana sí fin de semana también.

A lo del ajedrez me apunto cuando quieras, pregunta: ¿partida Live o de éstas por correspondencia que la acabas en 2035, tras la Última Guerra Mundial, y se encuentran las cartas en una caja en el desvan de tu casa... zzz...? Concretamos vía mail vale?

Lo del dinero es fácil, supongo: un finde gastas algo. Otro finde, éste, te quedas con el perro en casa comiendo noodles a la sal-tabasco-orégano-pimienta negra. Lo del trabajar aún no lo veo (oiga).

Lo de los Beta Band aún no lo tengo claro ni yo. Pero me encanta esta canción de los que tienen las preguntas y de los que tienen las respuestas. Dame cinco semanas más y me entero del todo de qué va.

Y bueno, mi amigo, Popeye, uno que invitó a una italiana a la ópera con claras y sexuales intenciones (¿las hay de otro tipo?) y le contrataron como actor principal, bueno, que me voy del tema, mi amigo, el murciano, me comenta de Sidney que tiene una bahía diez veces más espectacular que el East y el Hudson River haciendo un sesentaynueve. Pero que las calles se cierran a las seis. Si yo me levanto a veces a las dos, qué vivo, cuatro horas? Mejor no... Aquí pido, si lee esto, la opinión de Olga Dundee, ahora mismo en las antípodas, verdá estúpida?

¿Cómo está el Adarve? Hay billar? Hay glamour? A cuánto las copas? cualquier información será suculenta, amigo de uno.

Otro grande.

10:23 PM  

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