Soul

Lo de la bicicleta ha sido todo un parto. De hecho, cambiadas las vocales se convierte en rapto, es decir, más o menos el negocio que cree que hemos hecho el jordano que me la ha vendido. No paraba de quejarse. “De 165 dólares te la rebajo a 125 y además no te cobro las tasas. Si es que… no te puedes quejar de este precio!” Y lo refunfuñaba una y otra vez como si de hecho, en vez de estar dándome una horrible bici fabricada en China, estuviera ofreciéndome su propia alma por 125 dólares. De hecho, se expresaba en pesos. Exacto, como si le pesara en el alma. O el alma. Un lío. Todo eso pensaba yo mientras el hombrito montaba pieza por pieza la dichosa bici. Supongo que por eso no le ha parecido tan buen negocio. Pero claro, yo no podía llevármela en su caja de cartón, afuera aguardaban Soledad y Remedios.
Luego, en cuanto ambos hemos notado, vete a saber por qué, que los dos sabíamos español, el tipo se ha alegrado un montón. Me dice que tiene un muy buen amigo viviendo en Barcelona -justo en ese momento me estaba montando los frenos, así que no he querido distraerle explicándole que Barcelona es España pero que es mucho más y que el Barça es un club pero también mucho más- y que quiere visitarlo y que ¡cómo están las españolas! Mi único referente jordano en ese momento era Rania de Jordania, así que le he dicho muy sincero que también las jordanas son una maravilla.
No sé quién de los dos habrá mentido más en la media hora de montura de la bici pero ambos hemos salidos refortalecidos de la situación y, por supuesto, en nuestra amistad. Tras eso, Williamsburg Bridge, East Village, Union Square, los Promenades, el City Hall, el Woolworth, ¡por supuesto! Pero antes, Washington Square, donde he tenido que hacer una parada de más de media hora para descansar y dejar algo de sudor personal –no lo hay de otro tipo- en la plaza. Y ahí se me ha acercado una negrita de no más de cuatro años mientras yo estaba parado sobre mi bici. La conversación no estaba exenta de cierta carga filosófica. Con toda la dulzura del mundo, me ha preguntado:
- ¿Eres skater?
- No. ¿Por qué crees eso? Mira, tengo una bici.
- Y si no eres skater, ¿qué eres?
- Un ciclista, he contestado en mi aún chapucero inglés. Y sin embargo, ella sabe que con mi alma prestada le decía: Aún no le sé, angelito, aún no lo sé.

Para acabar, la película que he visto por la noche era Piratas del Caribe II y creo que trataba un poco del alma de las personas. No puedo saberlo porque entiendo aún peor que hablo y porque, además, aún soy un poco joven para comprender películas tan espirituales.
* Por cierto, si alguien muy cercano a mis padres, pero que muy muy cercano, y no me refiero al Bosco, o también, lee esto, que no comente aún nada del tema. Con lo de la caravana tardé dos meses. Correlativamente, creo que esto es peor… No te preocupes, Cris, no paso de 15 millas la hora.
1 Comments:
¿una bici nueva? Creíamos que te habías llevado la del Decathlon Genetsiana.
Ten cuidado con los taxis. Ten cuidado con las ratas. Y con tu casera.
Ahora eres un urbanita.
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